Lo que nos motiva día a día son las emociones y todo lo que nos conmueve o nos hace reaccionar deja una huella que impulsa nuestras decisiones. De todos los mensajes o impactos que nos llegan cada día, solo unos pocos influyen en nuestras elecciones.
El cliente es exigente y cada vez tiene más acceso a la información, la competencia, hoy por hoy, en casi todos los sectores es enorme y es necesario un valor añadido que marque la diferencia. Éste es un reto que no todas las empresas son capaces de alcanzar, pero una ayuda para lograrlo es el marketing emocional.
Los consumidores perciben sensaciones muy diferentes en sus interacciones con una u otra marca. ¿Cómo se puede conseguir llegar a su corazón? A través del marketing de sentimientos podemos crear un vínculo o círculo de afinidades entre el cliente y determinados productos, haciendo que se identifique con sus valores y características.
El marketing emocional depende de muchas estrategias de captación: la imagen, el diseño, los sentidos… pero si hay algo que mueve nuestras emociones y sentimientos son las personas. Pensar en los consumidores como individuos y no solo como clientes, escucharles activamente, conocer sus gustos y preferencias y fidelizarles es fundamental.
Para alcanzar estos objetivos existen varios métodos, que desvelarán cuáles son las teclas que hay que tocar para que la música de una marca suene en sus oídos sin parar. Las redes sociales verticales (sobre un eje específico) y horizontales (sin temática definida), call center, customer analytics, estadísticas, cuestionarios, pruebas o muestras de producto son algunas de las vías para conocer a nuestros clientes y, a través de un marketing emocional, influir en sus decisiones de compra.
Existe una serie de estudios científicos acerca del marketing emocional, fundamentados en la neuroeconomía y la neurociencia. La primera se dedica al estudio de cómo el cerebro toma las decisiones y, la segunda es la parte que se centra en cómo aplicar esta actividad neuronal al servicio del marketing para incrementar las ventas.
Esta metodología está orientada a lo que siente el cliente y no hacia lo que dice, ya que éstas son cuestiones que no siempre coinciden. La investigación de mercado para determinar cómo afecta el marketing emocional sobre la decisión de compra de un determinado producto se basa en el análisis de variables puramente físicas:
Gracias a estos estudios, realizados sobre grupos de potenciales clientes, es más sencillo conocer el impacto del marketing de sentimientos sobre el consumidor, para poder determinar qué capta su atención, qué le impacta y qué induce a la compra de un producto u otro de su competencia.
El marketing emocional, como comentábamos al principio, lo que busca es conmover, hacer que una marca nos resulte interesante y afín. Pero su objetivo último es el de llevarnos a ser su consumidor, pero no uno cualquiera, sino uno fiel y convencido, enamorado de sus productos o servicios.